08:39 h. viernes, 03 de mayo de 2024
Abonico

A falta de diálogo y razón, fuerza y decreto

Abonico | 02 de febrero de 2015

Cuando no se sabe, o no se quiere, gobernar con la razón, se ordena y manda por la fuerza. Y con una interpretación de la ley y de los datos oficiales muy a medida, que atenta contra la dignidad y la inteligencia de a quienes se les cuenta eso como si fueran las batallitas del abuelo, ahí van; engañando a quien se deja.
 
Los datos del paro los mueven a su gusto e interés. Cuentan como empleo los contratos de cuatro horas semanales en trabajo doméstico o en la barra de un bar. Y a veces son contratos con esas cuatro horas, pero que al firmarlos ya te avisan de que eso es lo que se dice y otra cosa lo que se hace. Vamos, que por los mismos euros tienes que trabajar más horas. Y si pones pegas, fuera, que hay cola. Sobre todo, de muchos necesitados que tienen que subsistir, algo que existe desde hace mucho tiempo, pero que ahora abunda en relación directa a los golfos y protagonistas de la corrupción. Vuelve la esclavitud.
 
Dice el presidente murciano que trabajará hasta que no haya ni un solo parado. O no se jubilará nunca o acabará enseguida porque espera que el turismo genere este año, sólo en la Región de Murcia, 60.000 empleos. Y claro, a ese ritmo se le acaba la tarea enseguida, aunque no antes de que su presidente del PP lo saque de la lista electoral si la justicia no lo remedia.
Y llega el ministro de Justicia (otro vendrá que bueno te hará) y se saca, no se sabe de dónde y con cincuenta asociaciones en contra, una ley de custodia que recuerda aquello de poner al lobo a cuidar el rebaño. Decretazo y tentetieso.
 
Claro, que para esta práctica de ordeno y mando por decreto, ya saben, la contraria a gobernar con diálogo y razón, nadie le gana la partida a Wert, aquel sociólogo que en las tertulias parecía otra cosa. De hoy para mañana, pillando a todo el mundo desprevenido, ¡zasss!, una reordenación universitaria que reduce la duración de los grados para que la formación se complete con más años de máster. ¿Qué consigue con ello? Dos cosas. Bueno, muchas más, pero sobre todo dos. Sacamos graduados deficitariamente formados con lo que se propicia que a la élite llegue solamente la ídem, o sea, quienes puedan pagar las cantidades astronómicas que cuestan los máster. Y, reconduciendo a los alumnos hacia esos necesarios estudios de formación, privatizamos el más alto nivel de la educación y con ese filtro económico solamente llegarán quienes tienen que llegar.
 
También se quedarán en el camino, porque no podrán llegar, brillantes alumnos y cabezas amuebladísimas. Pero eso…, eso interesa y preocupa bastante poco al ministro Wert. Y al dejarlo y consentirlo, tampoco le agobia al Partido Popular.
Facebook