Estremecedor puede llegar a ser el resultado de un paseo, de un par de horas de duración, el mismo día, quede claro, por una representación muy significativa, de la prensa digital murciana.

 Y si se le califica de muy significativa es porque, además de ocupar un tramo del recorrido por un par de medios que, para no calificarlos, pueden ser catalogados como no adeptos al régimen, el otro itinerario se hace por los dos periódicos regionales que también se editan en papel.

 Y por conocidos, no se puede decir de ellos que sean sospechosos de ser antisistema.

 

Y de entre los titulares, y muy poco más, de las cuatro publicaciones aparecen los siguientes, que, por otra parte, hacen aflorar una realidad que no por cierta deja de ser dolorosa. O viceversa.

 

“Murcia, entre las regiones con más pobreza infantil y a la cola de la equidad educativa” (La verdad).

“El candidato del PP de Moratalla se ve forzado a admitir que falsificó su currículum” (La Crónica de El Pajarito)

“Suspenso en transparencia”, escribía La Opinión, a lo que añadía, para aclarar tan severa afirmación, que “la mayoría de los ayuntamientos no atienden con agilidad y diligencia a los ciudadanos que solicitan una información”. Y concluye apuntando que “los investigadores dan un 4,5 sobre 10 a los consistorios murcianos”.

 

“El fiscal pide una pena de diez años de cárcel para el exalcalde de Totana”. Pero no se crean que se trata de aquel que ya estuvo preso en Sangonera, hasta donde se desplazaron muchos de sus vecinos en manifestación. No, no se trata de ese, sino del que lo sustituyó. Luego se quejan en otros sitios, y a to hay quien gane, que decía mi abuela.

 

Apunta también La crónica de El Pajarito que “Trillo será juzgado por acoso a una exsecretaria en la embajada de Londres”. Viene esto a cuento porque no olvidemos que el susodicho prohombre del PP es murciano. Y el mismo digital encabeza otra información con el siguiente título, que también habla por sí solo: “Duras críticas a Cámara (alcalde de Murcia) por regalar 300.000 euros para un festival de televisión”.

 

Y para acabar, porque los titulares de ese día, y del siguiente, y del otro dan para un trabajo de análisis e investigación, terminemos con las referencias a la judicatura, a la justicia y a sus protagonistas.

 

Primer cuerpo de una comparación que viene al caso:

- “Alaya activa una nueva operación contra el fraude de los cursos de formación” (La Verdad)

- “Ruz acusa al arquitecto de la sede del PP de falsificar recibos para lograr ayudas del Info”, añadiendo al respecto que “el magistrado considera al PP responsable civil de la caja B” (La Verdad).

- “El juez Ruz acredita 18 años de ´contabilidad B´ en el PP” (La Opinión)

- “El juez Ruz da por cierto que el PP pagó con dinero negro la reforma de su sede” (La Crónica de El Pajarito).

Segundo componente del paralelismo:

“El TSJ se escabulle del caso Auditorio y da oxígeno a Pedro Antonio Sánchez” (La Crónica de El Pajarito).

“La querella contra Sánchez se queda en los juzgados de Lorca” (eldiario.es/murcia)

 

¿Diferencias? Depende. Todo es según el color… pero lo cierto es que más de una vez ha habido quien se ha preguntado por qué no hay en Murcia una jueza con la fijación y el ahínco de la señora Alaya, o un juez con el empeño de Ruz. A lo que se ha visto, tal vez los haya, y entonces hay que preguntarse por qué no los dejan ejercer su investigación y actuar en consecuencia.

 

A lo mejor sabríamos más, o se hubiera llegado hasta un poco más profundo sobre casos como Zerrichera, Totem, Umbra o Novo Carthago, que hay más “chicha” que en otros, que a priori parecen minúsculos, aunque quién sabe, como Trampolín, Veneciola, Las brisas, Puerto Mayor…, todos ellos protagonistas del “Mapa de la corrupción en la región”, publicado hace unos meses en páginas de La Verdad.