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LAS “GOTERAS” DEL PP

Abonico | 20 de enero de 2015

Auditorio
Si repasamos las obras e infraestructuras que se han realizado en Águilas durante los gobiernos del PP, hasta ahora con el apoyo de tránsfugas y espurios pactos con partidos independientes, resulta llamativo comprobar que prácticamente la totalidad de ellas han sido un auténtico desastre. Tanto en su proyecto como en la posterior ejecución, y con el consiguiente, y nada despreciable, aumento de costes.
 
Vamos por partes. Si hablamos del Placetón, a nadie se le escapa cómo dejaron esa emblemática plaza y los perjuicios que provocó a vecinos y comerciantes durante los más de seis años que “lució” echa un auténtico solar. Otro desatino digno de mención es la Casa de Cultura Francisco Rabal, casi seis años cerrada a cal y canto como consecuencia de unas obras que ni comparación tienen con las de El Escorial. Pues bien, ahora, transcurrido un año desde su reinauguración, aparecen goteras en la flamante biblioteca, que se encuentra situada en su última planta. ¡Vaya novedad !
 
Y hay más. Porque la remodelación del puerto también tiene su miga. Este infumable proyecto supuso la demolición del Cocherón, ejemplo de la arquitectura industrial del siglo XIX y símbolo de todos los aguileños. La contrapartida a tal dislate fue la construcción de una fuente que bien pudiera lucir la etiqueta de AGUA PARA NADIE. Además de ser fea con ganas. Fuente que han intentado “apañar”- previo pago de su importe - adornándola con plantas. De nada ha servido este gasto añadido porque ya se sabe que “aunque la mona se vista de seda...” Pero dejemos el agua correr (es un decir) y detengámonos en la tarima de madera, entre la fuente y el mar, sobre la que los viandantes, hasta hace unos meses, hemos caminado a trompicones, ejemplo y espejo de la promoción turística que de allí ha emanado durante estos años. Otro despropósito que solo ha servido para gravar aún más los maltrechos bolsillos de los ciudadanos al tener que sustituirla por adoquines. También previo pago de su importe, claro.
 
Continuemos en el puerto y detengámonos en el nuevo paseo, recientemente inaugurado. Para empezar carece de rampa de acceso a personas minusválidas, y los elementos metálicos ya pintan óxido. Muy rápido ha aparecido el deterioro en esas barandillas de ¿acero?, teniendo en cuenta que el presupuesto de la obra se aproxima a los 240.000 euros. No entraremos en valoraciones sobre la escultura homenaje al pescador aguileño, ubicada al final del espigón, porque en materia artística cualquier opinión es muy respetable.
 
 
Seguimos. Qué decir del ascensor del Castillo de San Juan, auténtico atentado a la armonía del entorno y que ha supuesto un desembolso de más de 150.000 euros. Y lo último en aparecernos cual fantasma en noche de truenos ha sido el arreglo, reestructuración y reacondicionamiento del desaguisado del Auditorio y Palacio de Congresos Infanta Doña Elena, en el que, por cierto, los congresos brillan por su ausencia. Eso sí, por el arreglo de las “goteras” los contribuyentes aportamos 662.000 euros (110 millones de pesetas). En total, unos 3.170 milloncejos de nada, si hablamos en pesetas, es la cantidad que, de momento y que se sepa, hemos pagado por el dichoso edificio.
 

Hay mucho más, pero no es cuestión de ser cansinos. Solo una última reflexión para concluir. ¿Quién se responsabiliza y paga ahora todos estos desastres? ¿Los políticos de turno, los técnicos del ayuntamiento o las empresas adjudicatarias de las obras? No, esto nos toca pagarlo a nosotros, a los aguileños y por partida doble. Mientras tanto, la plana mayor del Partido Popular se pone las medallas y se hace la foto en los eventos inaugurales junto al alcalde, posando sonriente ante la placa conmemorativa que proceda. Sus medios afines, pagados con nuestro dinero sin el más mínimo pudor, hacen el resto. Y lo más sangrante de todo es la ausencia de humildad para reconocer que se equivocaron y pedir perdón por los daños causados. En definitiva, “goteras” por aquí y “goteras” por allá es la herencia que nos deja el PP de Águilas tras casi 16 años gestionando los destinos de nuestro pueblo. Un pueblo hundido en un mar de despropósitos.

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