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Francisco García Calvo

¿Quién ha robado el paisaje?

Secretario General Adjunto de FERRMED,Profesor de Ferrocarriles en Universidad Politecnica de Valencia, Jefe de la 4ª Zona de Instalaciones Fijas en ADIF

Francisco García Calvo | 24 de enero de 2015

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El paisaje debería ser patrimonio del pueblo.Una de las mayores y más emblemáticas señas de identidad de Águilas es la Isla del Fraile y su vista desde el puerto (R.I.P.) y desde la bahía del Hornillo.

Desde la época de la construcción del puerto de Águilas, parece que ha habido una confabulación para hacer desaparecer el paisaje del mismo; primero se ganaron terrenos al mar para poder construir el puerto que se conocía hasta mediados de 1950; pues fue necesario aterrar las pequeñas radas que ocupaban la glorieta del Casino, la Plaza Alfonso Escámez, la de Antonio Cortijos y las que contienen el monumento a la Madre Aguileña y la de la Máquina del Ferrocarril; posteriormente se hizo una nueva ampliación del puerto, a finales de 1950 y principio de los 1960, con lo que la bahía volvió a perder superficie y algunos rincones emblemáticos como la Fragüica y el Martillo; por otro lado y en contraposición a las obras anteriores, como obra positiva, no se debe olvidar la gran obra que hizo a finales de 1800 y principios de 1900 Mac. Murray para poder enlazar el Bol de la Virgencica con el puerto y que ahora es el Paseo de Parra.

Todo lo anterior viene a cuento para exponer que los aterramientos de la bahía del puerto que tuvieron motivos económicos para hacer un puerto comercial que fuera la base del desarrollo económico y social de Águilas, se podrían justificar en la época que se hicieron; Pero difícilmente se podrían justificar los dos aterramientos posteriores, primero el de Club Náutico, que levantó polémicas y manifestaciones de grupos ecologistas; aunque en aquella época no era un movimiento muy conocido y que argumentaba que los pantalanes iban a estropear la bahía, ensuciarla, tendría impacto visual, y además sería para el disfrute de unos cuantos; Posteriormente se hizo el dique para la ampliación del Puerto Pesquero, que aunque es más feo, ensucia más y tiene mayor impacto visual, parece que no se hicieron manifestaciones de nadie (que me perdonen quienes las hayan realizado, si ha sido así; Pero no tengo constancia).

El impacto visual negativo es igual de grande y pernicioso si se hace para disfrute de unos pocos adinerados, como si es para unos pescadores; el impacto visual no entiende de clases sociales.

También se construyó alrededor de 1960 un edificio de varias alturas en la urbanización Fransena y por último, hace muy poco tiempo, se construyeron los edificios del final de la bahía, junto al Instituto, y que con el dique del Puerto Pesquero y su grúa con el permanente barco izado, han hecho de pantalla y han hecho desaparecer desde el puerto la Isla del Fraile, paisaje espléndido y una de las más bellas señas de identidad de Águilas, como he dicho al principio.

Hace años hubo una gran polémica en Segovia porque se estaba construyendo un edificio que impediría ver el Acueducto Romano, monumento obra del hombre y con apenas 2.000 años de antigüedad; debido a este argumento se paralizaron las obras y no llegó a construirse; los políticos encontraron las formulas legales para mantener para la posteridad la vista del monumento ¿Porqué que no se hizo algo parecido en Águilas para evitar tapar un monumento natural, irrepetible, de millones de años de antigüedad?

¿No se podrían haber hecho los edificios más bajos, con el mismo aprovechamiento del suelo? ¿No se podrían haber dado estos aprovechamientos de otra forma o entro sitio?...etc.

Ha faltado imaginación y voluntad de compaginar los justos derechos de los dueños de los terrenos con el derecho de todo un pueblo a mantener el paisaje original.

Lo mismo se puede decir del dique de pescadores.

¿Quién ha robado el paisaje?, Creo que en este caso, todos somos culpables, por acción u omisión de haberles robado el paisaje a nuestros hijos y a las generaciones venideras; pero las cosas no se hacen sin el consentimiento de los políticos, independientemente de la época de cada construcción y de los colores de cada partido político, que tanto aman a Águilas; al menos eso dicen todos.

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